miércoles, 18 de abril de 2012

Lista de trabajos, oficios o profesiones alternativas (apreciaciones de tres editoras)

Hoy me topé con esta lista que escribimos Lilia, Laura y yo en esos momentos de simpleza oficinesca:


-       Poner un negocio de karaoke.
-       Ganar la lotería y dedicarse a hacer panquecitos.
-       Poner un spa y dar masajes carísimos.
-       Hacer trencitas en el zócalo (o en la playa, donde resulte mejor).
-       Dar clases de macramé.
-       Poner un puesto de jicaletas afuera de una escuela.
-       Establecer un imperio de puestos de jugos.
-       Llevar comida casera a las oficinas.
-       Poner un negocio donde se ofrezcan servicios de vudú, hechicería y otras artes ocultas (precio especial en “trabajos” contra autores).
-       Salir a cantar al metro y los camiones.
-       Escribir un libro de superación personal y estilos de vida saludable (para contadores).
-       Ser estrella de rock cristiano.
-       Dedicarme a la reivindicación de la corriente neo-hippie de Coyoacán.
-       Hacer manualidades para Navidad y venderlas afuera de las plazas comerciales.
-       Especializarme en las técnicas de hidroponia para cultivos alternativos (léase: marihuana).
-       Abrir un bar playero en Zipolite para los extranjeros que buscan peyote y otras sustancias para diluir la conciencia (léase: drogarse; o mejor aún: dar un viajezote).
-       Fundar una ONG para la defensa del movimiento neo-hippie de Coyoacán, atacado por los modelos neoliberales de los vecinos coyoacanenses que no quieren más pandrosos en sus calles. Nombre de la ONG: Movimiento pro trencitas, rastas y anexos (y platería de dudosa procedencia).
-       Poner un puesto neo-hippie orientado a la tendencia new age en el centro de Tlalpan (dadas las condiciones del bloqueo en Coyoacán).
-       Promover la fundación de un grupo de apoyo llamado Editores Neuróticos Anónimos.
-       Dedicarse a proveer de dulces, chocolates, refrescos, cigarros y otros productos similares a editores en época de cierre, especialmente si es entrega para la SEP. (De hecho eso podría mezclarse con el grupo de apoyo; consistiría en un paquete holístico e integral que diera apoyo físico, psicológico y moral).
-       Adentrarse en el mundo del baile exótico, especialmente tahitiano y hawaiano (en Six Flags o en algún antro nocturno).
-       Vender medias.... medias horas de placer.

viernes, 17 de febrero de 2012

1982-2012

Desde que tengo uso de memoria, los cumpleaños fueron todo un acontecimiento en mi casa. Teníamos un ritual: despertar al cumpleañero con “Las mañanitas”, lo más temprano posible (cabe aclarar que “Las mañanitas” que teníamos eran la versión cantada por Alberto Vázquez, la cual siempre me hizo reír cuando llegaba a la parte que donde él decía “levántate chiquitita”). 
Total que el chiste era levantarse antes de lo que normalmente se levantaba la persona en cuestión y sorprenderla con “Las mañanitas”, seguidas de abrazos y regalos. Después seguían varias llamadas del resto de la familia: Papá Oni y Carmelita solían ser los más tempraneros (a veces hasta le ganaban a la serenata de Alberto Vázquez) y así el teléfono sonaba y sonaba varias veces. 
Se continuaba con las actividades normales, pero en la tarde o en la noche se retomaba el festejo, ya fuera en “petit-comité” o con toda la familia; comida o cena, en casa o en restaurante, siempre con el correspondiente pastel (no hay cumpleaños sin pastel, que quede claro). 



Y así pasaron 5, 9, 10, 20, 29 años… 
A unas cuantas horas de llegar a los 30, sigo repasando estos años que he desmenuzado desde hace algunos meses. ¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho? ¿Qué me falta hacer? ¿Qué he aprendido? Mucho, sin duda; a veces a la buena, otras a la mala. He compartido infinidad de experiencias con gente que amo, con gente que me enoja, con gente que ha llegado y que se ha ido, pero sobre todo con las personas que siempre han estado ahí: mi familia, donde también ha habido pérdidas y distanciamientos, al igual que reencuentros y el recibimiento de nuevos integrantes que vienen a aprender y enseñar. Papás, sé que siempre cuento con ustedes, pase lo que pase, tenga los años que tenga; gracias por amarme y ayudarme a ser como soy. Gracias también a mis hermanos, que siempre me han cuidado, consentido, orientado, protegido... son los mejores que pude tener.






Hace un par de años inicié mi propio camino y planté una semilla que espero ver crecer cada día más hasta transformarse en un gran árbol. Ariel: simplemente no tengo palabras para decirte cuánto te amo. Nos elegimos mutuamente para estar juntos en un viaje que apenas empieza, así que sostén mi mano y vayamos siempre adelante, nunca hacia atrás. 


La vida me concedió también, así de pronto, el título de tía, de madrina, de "belle-soeur". Hoy no sé qué haría sin ustedes, mi nueva familia. 




Cada año me han acompañado amigos; algunos siguen ahí, de otros ya no sé nada, de otros tampoco me interesa saber (también la ingratitud tiene un precio), aunque les agradezco lo que en su momento me brindaron. Con cada amistad viví cosas importantes: la infancia, la adolescencia (sí, los corazones rotos a la primera provocación, las eternas llamadas telefónicas), la juventud (más corazones rotos, la primer borrachera), el descubrir intereses, el compartir expectativas, el aliviar las pérdidas, el disfrutar los logros, el aprender juntos. Soy afortunada de contar con amigas que se han vuelto mis hermanas, mis confidentes, mis consejeras (a veces hasta mi conciencia) o simplemente atentas escuchas. Agradezco el tener amigos que han estado ahí a pesar de los años, de la distancia, de las actividades, de las parejas, del trabajo, del poco tiempo.







Gracias por los conjuros y por la magia brujitas; gracias por las despedidas de soltera adelantadas; gracias por los bailes, los churros rellenos y los “night-ride”; gracias por hacerme sentir menos “freaky”; gracias por compartir música, y textos, y películas; gracias por las tardes de té y las mañanas con café cargado; gracias por la “pura vida” y los “maes” incondicionales; gracias por las risas en el chat y por los chismes editoriales sazonados con mezcal; gracias por compartir las dietas y por arrasar con mis trufas; gracias por la confianza, por los cuestionamientos, por los regaños; gracias por gritar conmigo en los conciertos y por acompañarme a los cockteles; gracias por las tardes de rocola en Coyoacán y las quesadillas de Los girasoles; gracias por los libros que hemos parido y los que se han quedado en el camino; gracias por los amigos mutuos y las fiestas en los Dinamos; gracias por las vidas paralelas y las torceduras compartidas; gracias por las faldas pintarrajeadas y los paseos a La Feria; gracias por los ensayos y los cafés de El Jarocho; gracias por los intercambios navideños y las tardes en la UNAM; gracias por los "cosmo" y las "leidis nait". De verdad, gracias a todos por estar ahí. 






Ya falta poco, sólo una hora. Espero verlos ahí, del otro lado de los 30.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Vida y muerte

La gente muere todo el tiempo. La vida se ha encargado de recordármelo mucho estos últimos días. Lo malo es que a veces lo olvidamos y nos sentimos tan especiales que creemos que a nosotros o a los nuestros no les va a pasar...

Esta boca es mía

Más vale que no tengas que elegir
entre el olvido y la memoria,
entre la nieve y el sudor.
Será mejor que aprendas a vivir
sobre la línea divisoria
que va del tedio a la pasión.

No dejes que te impidan galopar
ni los ladridos de lo perros
ni la quijada de Caín.
Que no te dé el insomnio por contar
las gaviotas del destierro,
las amapolas de París.

Te engañas si me quieres confundir
esta canción desesperada
no tiene orgullo ni moral.
Se trata sólo de poder dormir
sin discutir con la almohada
dónde está el bien, dónde está el mal.

La guerra que se acerca estallará
mañana lunes por la tarde
y tú en el cine sin saber
quién es el malo mientras la ciudad
se llena de árboles que arden
y el cielo aprende a envejecer.

Y sal ahí
a defender el pan y la alegría.
Y sal ahí
para que sepan
que esta boca es mía…


Joaquín Sabina

martes, 14 de febrero de 2012

Ashes and snow

Letter 74:"I still have the first letter that you wrote to me. I carry it like a garden in my pocket.
If you come to me at this moment
Your minutes will become hours
Your hours will become days
And your days will become a lifetime.
I am never sure if I am reading the letter or if the letter is reading me."
De la exposición Ashes and snow

viernes, 10 de febrero de 2012

Fragmentos de El placer del texto, de Roland Barthes

El lugar más erótico de un cuerpo no está acaso allí donde la vestimenta se abre? En la perversión (que es el régimen del placer textual) no hay "zonas erógenas" (expresión por otra parte bastante inoportuna); es la intermitencia, como bien lo ha dicho el psicoanálisis, la que es erótica: la de la piel que centellea entre dos piezas (el pantalón y el pulóver), entre dos bordes (la camisa entreabierta, el guante y la manga); es ese centelleo el que seduce, o mejor: la puesta en escena de una aparición-desaparición.
[...]
Texto de placer: el que contenta, colma, da euforia; proviene de la cultura, no rompe con ella y está ligado a una práctica confortable de la lectura. Texto de goce: el que pone en estado de pérdida, desacomoda (tal vez incluso hasta una forma de aburrimiento), hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la congruencia de sus gustos, de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el lenguaje.
Aquel que mantiene los dos textos en su campo y en su mano las riendas del placer y del goce es un sujeto anacrónico, pues participa al mismo tiempo y contradictoriamente en el hedonismo profundo de toda cultura (que penetra en él apaciblemente bajo la forma de un arte de vivir del que forman parte los libros antiguos) y en la destrucción de esa cultura: goza simultáneamente de la consistencia de su yo (es su placer) y de la búsqueda de su pérdida (es su goce). Es un sujeto dos veces escindido, dos veces perverso.

Barthes, Roland. El placer del texto (1974).