domingo, 26 de enero de 2014

Ser mamá

Llorar de felicidad, de angustia y de emoción al mismo tiempo y saber que las hormonas hacen su parte. Aprender a confiar en que todo estará bien. Sentir que tienes el mundo encima, aunque en realidad sólo tienes un bebé en tus brazos. Ser partícipe de la perfección de la vida, manifestada en dos manitas diminutas. Desarrollar el arte de usar una mano para comer y de dormir sentada. Hacer las paces, de vez en vez, con el reloj. Aceptar ayuda con humildad y gratitud. Conectarse con el instinto, la intuición y la sabiduría interior, aunque a veces eso implique no hacer caso al pediatra. Admirar a tu pareja y saber que elegiste bien cuando se deshace de amor por su hija. Revalorar a tus padres y entender que algún día tú estarás velando con tu hija para cuidar a tu nieta. Sobrellevar el dolor de una herida con tal de ver la sonrisa de tu nena. 
Hasta el momento, eso ha sido para mí la experiencia de ser madre. 

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