miércoles, 11 de abril de 2018

El corazón roto

Siempre he pensado que una de mis misiones en esta vida es ser puente. Puente entre personas, entre ideas, entre formas de pensar. Una conciliadora. Hoy ese puente está roto. Tengo que reconocer mis debilidades y mis tropiezos. Mi lección es la misma nuevamente: dar, sin importar nada, no arrepentirse del amor entregado, dar las gracias y seguir adelante, superar los ciclos, bendecir las enseñanzas, atesorar los recuerdos y las experiencias pero sin que sean lastre o sombra. Hoy no puedo ser puente más que entre mi corazón y y mi boca, para que mis palabras sólo sirvan para honrar lo bueno y no para vomitar rencores o reproches.
Estoy descorazonada. Perdí un sueño que forjé con mucho esfuerzo y perdí la confianza en personas en cuyas manos ponía mi vida. No había otro resultado posible. Pero vengo aquí a aprender y a crecer, para ser cada vez más fuerte y ser ejemplo de mis hijas, con el apoyo de mi familia y el amor del hombre que escogí para acompañarme en este viaje. Gracias por todo lo vivido y compartido. Aunque se separen, que nuestros caminos sean de luz, amor y paz. Que así sea.

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