Hoy me enteré de que hace 49 años falleció
María, mi abuela materna. No es que no supiera que falleció, pero no era
consciente del día ni de que habían pasado tantos años ya.
Evidentemente, no la
conocí más que a través de lo que me han contado mi mamá y mis tías de ella. Mi
abuelito Papá Oni me contó también algunas cosas, de cuando la conoció y se
enamoró de ella: “La escuché cantar y se me cayeron los calzones”. No se
espanten, así hablaba él. También, con un poco de pesar, me confesó que llegó a
portarse no tan bien con ella: “Fui un cabrón”. De nuevo, así era Papá Oni.
Dicen que mi tía Ruth heredó la voz de su
mamá, aunque el gusto por la música lo tienen todos. Le encantaba cantar mientras hacía sus actividades cotidianas y a veces lo hacía también cuando mi abuelito se lo pedía.
Por lo que me han contado, era firme y
estricta (mis tías y tío recuerdan todavía algunos de sus métodos
disciplinarios), pero también cariñosa y bondadosa (una vez intercedió ante los
mismísimos Reyes Magos para que le trajeran a los vecinos algo en su casa).
Mi mamá recuerda con nostalgia ciertas
recetas diciendo “así era como lo hacía mi mamá”. Afortunadamente, mi mamá
tiene la habilidad de reconocer sabores y ha podido rescatar del olvido varios
de esos dichosos platillos para deleite nuestro.
Sé que a todos les hizo falta en algún
momento, incluso a los que no la conocimos y sé que aún hoy se le extraña. Hace
49 años te fuiste María, pero sigues entre nosotros, con tus enseñanzas y
recuerdos.
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