Si uno empieza a añorar terriblemente los años que ya pasaron es una señal contundente de que está envejeciendo. Hoy la Maldita Vecindad anuncia que se separan por diferencias ideológicas y claro, es obvio y hasta entendible, después de tantos años juntos es casi lógico que no puedan seguir siendo los mismos, haciendo las mismas cosas y creyendo en lo mismo; el paso del tiempo se impone. Pero no dejo de sentir un poco de pena por ver cómo todos esos grupos y artistas que me acompañaron en la niñez y la adolescencia empiezan a desvanecerse (o incluso a morirse).
La típica frase de “en mis tiempos”, tal cual como dicen en “Pachuco”, aplica tan bien a mi sentir de estos últimos meses. Claro que me gustan algunos grupos nuevos, un par de canciones, contados discos completos, pero definitivamente ya no es igual. Y sé que no es el mundo, soy yo. A mis 29 años (edad que según la ONU es el límite para hacerse llamar “joven”) todos estos cuestionamientos sobre el paso de los años se han acrecentado. Tampoco crean que me quejo: sólo pongo en evidencia lo que me pasa, y que seguro le ha pasado (o pasará) a todos.
Caifanes, en plena oda a la nostalgia, se ha reunido, pero todos sabemos que sólo se trata de eso: del recuerdo. Después del fugaz reencuentro de Soda Stereo, hoy vemos a un Cerati inmóvil y silencioso, más del otro lado que de éste. U2 sigue vivo, pero con discos que nunca serán como el Achtung Baby!, aunque con shows que siguen siendo la envidia de cualquiera. Héroes del silencio, también con una breve reunión que me permitió verlos en vivo, ha vuelto al baúl de los ayeres. Hoy fue el turno de Maldita Vecindad, quien da fin a su era de “paz y baile”.
Mientras las adolescentes histéricas lloran por conseguir un boleto de Justin Bieber y Lady Gaga se apodera del mundo, yo escucho mis CDs recordando los “viejos” tiempos. Que los Jonas Brothers y Miley Cyrus me perdonen.
P.D.- El sábado mi sobrina cumple 15 años y yo estoy por doblarle la edad. Seré su madrina y ya a estas alturas le doy consejos y pienso: “Ah, esta juventud…”
Yo comencé esa etapa un par de años antes que tu. Han pasado 5 años desde entonces y aún quisiera poder encender la radio y encontrar una estación, un grupo o una canción que me hiciera sentir conectado con lo que escucho, me es muy difícil. Mis gustos cambiaron, el world music, jazz y otros sonidos de adultos contemporáneos se apoderan de mis listas de reproducción (inteligentes y tontas). Así es esto de entrar a los 30.
ResponderEliminar¡Saludos Aurea!