miércoles, 21 de febrero de 2024

No tengo nada que escribir

Me enfrento de nuevo a la página en blanco y recuerdo El libro vacío de Josefina Vicens. Es admirable cómo logró escribir toda una historia con un personaje que cuenta que no logra escribir. 

Escribir sobre el vacío. Escribir por escribir. Las ocupaciones diarias me mantienen a raya. A veces, viendo girar la ropa en la secadora de la lavandería, me pregunto si esto  es lo que me espera en los años que me quedan. Una rutina doméstica que sólo se aprecia cuando no se hace. Aunque he de decir que también es algo cómodo. No hay que pensar mucho, sólo hay que seguir con la corriente de las tareas que se acumulan. El problema es que mi cabeza no para y sí sigue pensando. Todo el día y a veces gran parte de la noche. Cosas insignificantes o dilemas filosóficos. Mi mente se alimenta de todo. Por ejemplo, ahora me preocupa que tengo que cambiar las rejillas de las regaderas y que el cajón del clóset se zafó de nuevo. Pero también pienso en todos los libros que quisiera leer y no he leído y empiezo a angustiarme por el tiempo que me queda. Y luego pienso en mis papás y el tiempo que les queda y así es como paso de un problema tan pequeño como las rejillas de la coladera, a la angustia existencial. 

Me imagino que no soy sólo yo. A raíz de la pandemia me enteré de muchas personas que comenzaron a padecer insomnio, ansiedad, ya no se diga depresión u otro tipo de afecciones de la salud mental. Y sí, las meditaciones y el ejercicio ayudan, también las terapias, ya sean tradicionales o alternativas, pero a mí lo que me ha funcionado es sentarme a escribir. Lo que sea, como sea. Y por eso vuelvo a recordar a Josefina Vicens, y a Julia Cameron con sus “morning pages” y su Camino del artista. Me siento en una sequía creativa, aunque también he leído por ahí que hay momentos en que “se alimenta” la imaginación para después dar paso a la creatividad. Puede ser que esté en la etapa de “alimentación” porque eso sí, he estado leyendo muchas cosas y viendo películas o series que me parecen inspiradoras, pero las letras nomás no salen, o no como quisiera. Dejo aquí, por lo pronto, la “nada” de esta semana. 


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